Las islas africanas de Canarias ocupadas, principalmente, por colonos procedentes de la Península Ibérica tienen un debate interno entre sus jefes tribales. Uno de ellos, como hizo Julio César al convocar al Senado a jefes de las tribus galas que conquistaba, ha entrado en el Ejucutivo del Reino de España y defiende la prospección petrolífera en aguas cercanas a la costa africana a la altura del archipiélago citado.
Como hace fRancia con sus países satélites, y al más puro estilo imperialista en una de las pocas colonias que le queda al Reino Ibérico, el Estado Español ha decidido fomentar la inversión para que estos sondeos se produzcan de inmediato, para combatir con el Moro, que también está haciendo lo propio en las aguas de su territorio, a escasos kilómetros de la posible prospección patrocinada por el gobierno de los subditos del Borbón.
Y es que, si son colonia, son colonia, y si no, que pidan su independencia. Porque para lo que quieren son colonia, para tener menos impuestos, pero para el resto, bien que reclaman ser como "el resto" de España menos Portugal, que va por libre de manera injusta, así como Iparralde y Rosellón que están bajo dominio de la absurda República Francesa, Dios nos libre de ellos.
Así que sólo queda pensar una cosa, a ver si se enfangan con su petróleo. Porque ya nos estamos cansando algunos de los bastardillos canarios con su acento asqueroso, sus plátanos podridos y su vagancia endémica financiada con los impuestos de las personas de Europa. Si quieren vivir como europeos que se vengan aquí y que se sometan como hacemos todos a las arbitrariedades de nuestros indecentes gobernantes. Y que dejen de dar la murga.
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