Panarabismo o Panislamismo

En este mundo, nadie tiene ni idea de qué se cuece en el mundo islámico. Cuál es su fe, sus objetivos, su moral. ¿Por qué hacen lo que hacen? ¿Se puede generalizar? Yo soy el primero que tiene esas dudas. Un problema es que nadie reconoce sus limitaciones. Todos hablamos de oídas sobre un tema del que difícilmente tenemos fuentes de primera mano, y todo lo que obtenemos es información sesgada por unos medios de comunicación que sirven más a intereses empresariales, cuando no políticos, más que a ayudar a aclarar las dudas que tenemos.

No es el caso de algunas personas que han viajado a los países islámicos y han confraternizado con la gente de allí. Lo cierto es que esta gente tampoco es representativa, porque lo normal es que la gente que viaja a estos países sean diplomáticos, profesionales, empresarios, periodistas, intelectuales... gente que se va a poner en contacto con el mismo tipo de gente de la zona. Claro, esta gente les contará lo que allí sucede, pero esta gente no deja de ser como la vanguardia occidentalizada dentro de esa sociedad, así que tampoco está claro que lo que nos puedan contar sea la raíz de lo que allí sucede.

Teniendo en cuenta todas las limitaciones informativas y de concepto a las que nos enfrentamos, podemos iniciar un limitado análisis sobre la situación del mundo árabe en particular y el mundo islámico en general. Estamos viendo lo que parece una realidad, una rebelión del mundo islámico contra occidente. La pregunta es saber qué consecuencias puede tener eso, si es una situación asumible y qué es lo que nos espera.

Tras varias interpretaciones elaboradas por analistas de la actualidad islámica, me quedo con aquella que dice que hay un resurgimiento del panarabismo, o del panislamismo. Está claro que hay una idea en el mundo islámico de unificar todos los países islámicos, incluso aquellos que algún día lo fueron (Como Al-Andalus). El Panarabismo se centraría sólo en los países árabes, quedando fuera Afganistán, Paquistán, Irán o Turquía. Pero viendo la realidad del movimiento, en esos primeros tres países hay un gran movimiento islámico, así que es mejor llamarlo panislamismo.

La mayor preocupación que presenta esta ideología es el terrorismo islámico, sus orígenes y sus consecuencias. Y la incapacidad de frenarlo con los métodos aceptados en occidente, ya que es difícil persuadir mediante la fuerza a alguien que está dispuesto a morir en su acción terrorista.

Aquí hay varias teorías, desde las que dicen que la creación del Nuevo Estado de Israel fue una ofensa para las naciones árabes, el ataque constante al pueblo palestino, la ocupación militar de Iraq, la pobreza endémica de los arrabales de las principales ciudades islámicas, el ataque a los islamistas moderados que forman gobiernos y son presionados por occidente, etc. Muy bien, todo esto puede ser cierto, pero sigo creyendo que la principal causa es la expuesta anteriormente, el panislamismo.

Es cierto que la creación del Estado de Israel supuso un fuerte rechazo de la comunidad árabe, pero es algo que debería haberse aceptado ya hace mucho. Es cierto que el pueblo palestino sigue estando en el exilio, pero se victimiza mucho y no se asume. Los millones de prusianos que fueron exiliados tras la segunda guerra mundial no crean ese conflicto en Polonia y Rusia, es una diferencia de actitud, de respeto, aunque la situación sea injusta.

La ocupación militar de Iraq podría explicar los atentados en Londres o en Madrid, pero no en Casablanca o Argel, ya que ni Marruecos ni Argelia son países ocupantes. Tiene que haber algo más detrás. Lo mismo se podría decir de los gobiernos islamistas moderados. Turquía tiene tenía uno de esos gobiernos, presionado por occidente, y en Turquía no salen salían integristas porque es una población más cercana a occidente. ¿Por qué en Argelia sí?

La pobreza explica el multitudinario apoyo. Pero no hay que olvidar que las principales cabezas del integrismo islámico son gente muy acaudalada y sin ningún problema económico y que vive lejos de lo que podría considerarse como un objetivo umbral de pobreza. Eso sí, esta gente se camufla entre el pueblo que les da cobijo ya que dicen luchar por ellos y por su fe.

En resumen, creo que es lógico pensar que todas estas posibles causas son gasolina para avivar el crecimiento del integrismo islámico, pero no son el origen. El origen claro es el panislamismo, la pretensión de crear un imperio islámico desde Toledo a Kabul bajo una única ley, la islámica. Un estado teocrático similar al iraní, con pretensiones totalitarias y de exterminación del infiel. Algo no asumible por occidente.

En occidente, las luchas tradicionales entre naciones siempre han sido hasta cierto punto asumibles, quizá las pretensiones nazis fueron las únicas que fueron rechazadas frontalmente de manera más unánime, pero las reivindicaciones del mundo islámico están totalmente fuera de época y lugar. No tienen razón de ser. Pero ¿cómo luchar contra ello?

En este aspecto también hay muchas opiniones al respecto, desde las extremas a las más intermedias. Pero no hay consenso, es más, hay claro enfrentamiento. Hemos visto la política de EE.UU. de guerra preventiva, secuestro y hacinamiento en limbos legales con torturas y negación de derechos. También la política de alianza de civilizaciones de Turquía y el Reino Unido de las Españas que es fuertemente contestada por la extrema derecha europea. Le Pain, líder francés del partido equivalente al PP en España, ha recordado que en Francia viven unos seis millones de musulmanes y que ellos son los terroristas del mañana. Estos argumentos fueron empleados por algunos simpatizantes xenófobos en el Reino Unido, ya que los atentados de Londres fueron cometidos por ciudadanos ingleses.

El problema es que en política parace tener sentido sólo el corto plazo. Está claro que el sistema de Guantánamo es el más efectivo en un muy corto plazo. Aunque en el medio y largo plazo es un acto de piromanía indecente que puede generar muchos más problemas, radicalizar el conflicto y agravar la situación, haciéndola insostenible y, lo que sería peor, irremediable.

Lo que sí parece claro es el anacronismo que supone la existencia del islam en occidente. Los valores forjados en occidente, fruto del cristianismo enraizado en la cultura indoeuropea reactivada tras el neoclasicismo y la ilustración, son totalmente incompatibles con unos planteamientos llevados a cabo por comerciantes nómadas del siglo VI. La erradicación del Islam es algo que parece fundamental, pero se produce un fenómeno difícil de eludir.

Imagen: Adversario Metapolítico
La propia ideosincracia occidental, que desde hace más de un siglo está bajo el paradigma liberal, con sus miles de variantes y crisis de identidad, hace incompatible la represión de una idea que, aunque aberrante, dañina y perjudicial para nuestra sociedad, no deja de ser eso, una idea, una opción individual elegida por ciudadanos que, en principio, deberían ser libres. También es cierto que nunca ha habido reparos en occidente por utilizar el adoctrinamiento y la censura, pero siempre a unos niveles mucho más bajos que los necesarios para erradicar el Islam, al menos, del mundo occidental.

Pero el problema está en traspasar las fronteras del mundo occidental y enraizar el mensaje dentro de los propios países islámicos. Hubo una época, en la que el nacionalismo laico, incluso el propio panarabismo, parecía encaminarse hacia una occidentalización, pero por algún motivo, seguro que alguno de los descritos anteriormente, la conciencia islámica se sintió agredida y, lo que es peor, con derecho a expandir un imperio del miedo en occidente para que la cultura islámica más intolerante e integrista pueda campar a sus anchas.

En el medio o largo plazo, está claro que la alianza de civilizaciones parece ser el único camino posible. Sin frenar las medidas policiales y la represión al islamista puntual para evitar sus atentados. Lo importante es que el Islam no se sienta agredido por occidente, esa es la escusa que esperan desde el otro lado para justificar sus acciones de terror. Olvidemos a los políticos del pasado, esos que nos engañaban diciéndonos que todos los terrorismos son iguales. El terrorismo tradicional de corte independentista, nacionalista, político o sionista era muy diferente al islámico. La capacidad mortífera de cualquier feyadín islámico es varias veces superior, ya que no tiene miedo a perder su vida, es más, en su mente está sólo el hacer el mayor daño, incluso a sí mismo. Eso es algo contra lo que es difícil luchar.

Hacer atractivo el mundo occidental, introducir el materialismo en los países islámicos, fomentar las migraciones y el desarraigo, hacer políticas sociales de adaptación del mundo islámico en occidente, crear fundaciones de cooperación, escuelas laicas para desfavorecidos financiadas por presupuestos de países occidentales, fomento de la estabilidad política y de seguridad de la región para hacer más atractiva de la inversión occidental, que traerá consigo la aplicación de la cultura occidental. Es decir, crear un neocolonialismo desde la libertad y de la igualdad. El objetivo es alejar a la sociedad del mañana de la desesperación que les lleva a engrosar las filas de unos movimientos que tienen en el exterminio del diferente una razón de vida. Darles un motivo para que confíen en occidente. Ese debe ser el objetivo de la alianza de civilizaciones y la única manera de exterminar el islam de una manera no traumática.

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