Empresario emprendedor vs. capitalista

En la sociedad actual se confunde el término empresario. Así se piensa que un empresario es el dueño de una empresa. Y nada más lejos de la realidad. La palabra empresario, como empresa, provienen de emprender, es decir, iniciar una actividad que no se sabe si tendrá frutos positivos. El dueño de una empresa, no es empresario, es capitalista.

Los empresarios pueden ser capitalistas, pero no tienen por qué serlo. En la sociedad actual, es casi imposible desligar el empresario del capitalista. Los grandes medios de producción están en manos de unos pocos que deciden a su antojo cómo se invierte ese capital. No vamos a discutir la legitimidad de este hecho, sólo las consecuencias.

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En la sociedad hay muchísimos empresarios potenciales con grandes ideas que no pueden ponerlas en práctica porque no tienen accesible el capital. Como siempre, hay dos tipos de empresarios potenciales, los arriesgados y los que tienen una gran aversión al riesgo. Siempre es matizable y hay diferentes grados de posicionamiento frente al riesgo que vienen determinados por muchos factores como son la propia idea en sí y, fundamentalmente, la propia personalidad y experiencia del empresario potencia. Son pocos los empresarios potenciales que se animan a convertirse en empresarios de hecho, y son menos los que toman empresas arriesgadas. De estos, son aún muchos menos los que consiguen triunfar. Es una lástima pero este es el hecho.

Los capitalistas son también muy reacios a invertir en empresarios arriesgados. Prefieren las empresas seguras, menos rentables pero que dan menos sobresaltos. Pero ¿Qué podríamos hacer? Es obvio que existe un Estado caro y que apenas sirve para nada, pero quizá en ese Estado esté la solución.

En su día se crearon los mercados fiancieros para captar la financiación de los capitalistas para llevar a cabo empresas. La bolsa, principal, por no decir único, mercado secundario de financiación de empresas, está un poco desvirtuado. No sólo porque la principal actividad es la especulativa, que eso daría más o menos igual si cumpliera su función, sino porque parece el único mecanismo de financiación de empresas. La bolsa, y el mercado primario relacionado con ella, no es más que un mercado secundario, que sólo sirve para empresas que ya están creadas y que financian proyectos empresariales de empresas que, en muchos casos, ya están muy consolidadas. Pero ¿alguien conoce los mercados de primera financiación? Nadie acude a ellos. Es increible que el que debería ser el mayor punto de conexión entre empresarios e inversores capitalistas sea desconocido por la mayoría de la gente.

Pero no podemos echar toda la culpa al gobierno de esto. Es cierto que debería utilizar su poder para promocionar el mercado primario y así generar granjas de creación de empresas, pero ni los propios empresarios, ni sindicatos ni capitalistas parecen tener un gran interés en hacer funcionar estos mercados de primera financiación. Cuando buscas financiación al final la mayoría de la gente acude a créditos bancarios, subvenciones públicas o a la familia y pocas veces, por no decir ninguna, a los mercados primarios. Nadie que tiene una idea, crea una sociedad y va al mercado financiero primario para que compren títulos de la misma.

Supongo que es difícil encontrar soluciones revolucionarias a este gran problema. ¿Podemos proponer la toma de las armas y la colectivización del capital? Hombre, no estaría mal. Se pueden tomar medidas menos drásticas como facilitar la creación de empresas con validez de escrituras no notariales, la no utilización de papeles timbrados, eliminación de la cotización de autónomos a la S.S., supresión del I.A.E., eliminación del I.V.A. y de todo impuesto inderecto, supresión de tasas a la creación y mantenimientos de empresas, eliminación de la doble imposición de las rentas del capital con la extinción del Impuesto de Sociedades y alguna que otra medida más que seguro que tiene interés. La idea es eliminar todas los costes de creación y mantenimiento de una empresa y que, por lo tanto, un empresario pueda crear una empresa y poner su proyecto en el mercado primario para que aquél interesado en confiar en él, le ofrezca sus condiciones y negocien libremente un posible acuerdo financiero.

El crecimiento económico, el pleno empleo y la redistribución de la renta se pueden lograr si hay más voluntad y si eliminamos el estado capitalista.

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