Extremadura


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Quiero expresar mi repulsa por la existencia del pueblo autodenominado extremeño. Me cago en su subdesarrollo relativo endémico y en su asqueroso "entorno natural". Odio la riqueza cultural de los pueblos de Coquistadores, la ciudad medieval de Cáceres y las cerezas del valle del Jerte. Me dan asco su victimismo pedigüeño, sus reservas hídricas y sus parques naturales, así como su licor café y sus dialectos paletos.

Me dan vergüenza ajena sus lastimosos campos, sus putos pantanos y sus "trabajadores" del campo. Vomito en el PER y en la PAC y en todos los sistemas de compra de votos que existen en el subdesarrollado país meridional. Siento repulsa por los paletos de Badajoz y por su capital del mangoneo llamada Fregenal de la Sierra. Me cago en la Olivenza portuguesa, la ciudad de Plasencia y el puñetero teatro de Mérida.

Siento nauseas al ver sus casas derruidas, su absurdo descontrol urbanístico que provoca situaciones como las de Badajoz y sus piratas hosteleros que viven de lo que los Romanos construyeron hace 2000 años. Me repulsan sus dehesas y sus "ciudades" de Don Benito, Zafra, Montijo y Trujillo. Vomito en todas y cada una de sus penosas comarcas y sobre todo en Navalmoral de la Mata que pervierte el generoso nombre que le fue concedido.
Odio Monfragüe, a los Extremoduro, al Robe y a todos los yonquis de plasencia. Me da asco la serranía de Badajoz y el monasterio de Guadalupe. Si hasta tienen una absurda región llamada La Siberia. Qué no decir de las Hurdes, tierra de cólera, fiebres tifoideas y exceso de cromosomas.

Odio el Mérida C.F., el Extremadura de Almendralejo, y el Cacereño. También el Badajoz y el Cáceres Baloncesto, en EBA esté (o más abajo). No soporto los políticos andaluces, el clientelismo y el echar la culpa de todo a los de fuera. Me da vergüenza el trato esclavizante que dan a los trabajadores extranjeros y luego van exigiendo a los demás dinero para poner cuatro ordenadores por niño en sus puñeteros pueblos aislados de la civilización. Para qué querrán teconología si ni siquiera saben hablar.

Cada día despierto con la esperenza de que todos los extremeños emulen a sus vecinos de Puerto Hurraco y libren al mundo de la ignominia que ha supuesto para Europa la existencia de terrible región.Pero como odiar es malo, después de haberme desquitado con ese pueblo de mangantes, chupópteros y demás carroña infrahumana, ahora y aquí, perdono a todos los extremeños por sus felonías y maquiavélicas actuaciones inspiradas en belcebú, y les ofrezco mi ayuda para salir de su fangosa situación de amoralidad. Así que le ofrezco mi amor a todas las extremeñas que no estén gordas y sé que el resto de HFC le ofrecerá su amor al resto del pueblo extremeño.

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