Reflexión inmobiliaria

Esta mañana, mientras mojaba las galletas en el Cola Cao, he mantenido una conversación conmigo mismo acerca de las consecuencias y soluciones de la crisis financiera y su implicación en la Economía real.

He intentado analizar qué es lo que ha ocurrido en estos últimos años a partir de una reflexión que pronunció un conocido mío. Este hombre dijo que "El Gobierno", refiriéndose a el gobierno como institución no como un grupo político, no tenía culpa en la crisis inmobiliaria, si acaso en no haber advertido que la gente estaba cometiendo un error en hipotecarse por encima de sus posibilidades. Esta reflexión me ha permitido autoconvencerme de un aspecto que ya tenía en mente pero creo que cuanto más veces le doy vueltas más claro tengo. Se trata de la sí culpabilidad de los sucesivos gobiernos del mundo occidental en la situación actual.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Fuente: Idealista


En segundo lugar he analizado el paradigma mediático crítico a las relaciones financieras internacionales que llaman a la "refundación del capitalismo". Estas teorías se encargan de advertir de los males del mercado y del Estado como bien y de cómo la no regulación del mercado por parte de las autoridades competentes ha generado los problemas que hay ahora. Por más que argumentan y argumentan, no me queda más que estar en contra de ese análisis y, por lo tanto, de las soluciones que plantean.

En muchas economías occidentales se ha producido lo que se ha llamado un estallido de la "burbuja inmobiliaria". Es evidente que los sucesivos gobiernos han tenido mucho que ver en la creación de esta burbuja. En el estado español, por ejemplo, se ha estimulado la demanda de compra de vivienda mientras se ha dificultado la oferta. La creación de deducciones por la compra de viviendas y la subvención directa han sido los claros exponentes de la estimulación de la demanda. Las limitaciones al suelo edificable junto a las normativas arquitectónicas de limitación de alturas, metros y demás han supuesto una reducción de la capacidad para ofertar viviendas. Además, el sistema antidemocrático de recalificación se ha visto como un sistema que ha beneficiado a grandes constructoras impidiendo la entrada en el sector a pequeños inversores que hubiesen podido eliminar tensiones de oferta. De todo esto es responsable directo y claro el gobierno, como institución.

Lo que parece haber pasado es que estas estimulaciones de la demanda de vivienda y las restricciones a la oferta han generado una creciente subida del precio de la vivienda, de manera continua y acelarada, lo que ha servido de incentivo para la especulación inmobiliaria.

En los EE.UU. también ha habido un "boom" inmobiliario, aunque en este caso no sé a qué es debido y no sé si tiene una responsabilidad última en el gobierno. Pero sí el Estado Americano a través de la Reserva Federal. Se ha producido un incremento de masa monetaria por parte de la Reserva Federal Norteamericana desde principio de los 90 que ha provocado que las entidades financieras dispusieran de liquidez inmediata y barata para poder financiar cualquier tipo de proyecto. Una bajada de los tipos de interés que ha vivido durante más de 10 años sus niveles más bajos de la historia en Europa y Estados Unidos ha sido la consecuencia de esta política.

La facilidad de endeudamiento abarató mucho el crédito, sobre todo el hipotecario. Muchos agentes que tenían sus inmuebles en alquiler decidieron aprovechar el excedente de liquidez en el mercado financiero provocado por la "alegre" política monetaria y comprar inmuebles. Como en todos estos asuntos, un incremento de la demanda fue el detonante de una escalada de precios. Una situación como esta es aprovechada siempre por los especuladores que quisieron sacar rentabilidad a la subida continua de los precios inmobiliarios.

No hay que olvidar que en los últimos ocho años EE.UU. ha visto una expansión fiscal, reduciendo impuestos a aquellos contribuyentes con menor propensión marginal al consumo e incrementando el gasto del Estado en partidas como la destinada a Guerras. En un periodo en el que el los tipos de interés son muy bajos y la financiación de proyectos empresariales es más fácil que nunca, el Gobierno de EE.UU. decidió aumentar su gasto, produciéndose el consecuente desplazamiento de inversión privada de sectores productivos para abrigarse en el paraguas de los contratos públicos (algunos de dudosa legalidad como los de las empresas de Dick Chaney, o cómo se diga).

En resumen, a nivel de EE.UU. ha habido un periodo con fácil financiación, con grandes excedentes en las clases más pudientes y con una creciente presencia del sector público en la Economía financiando actividades privadas. Esto provocó un desplazamiento de la inversión privada que dejó de participar en sectores productivos, ya que el Estado financiaba estos sectores con expansión fiscal. La consecuencia de todo ello fue que se hizo muy atractivo para todos aquellos agentes con excedentes de consumo el participar en sectores que estaban viviendo una fuerte especulación: la bolsa y el sector inmobiliario.

Para un individuo de EE.UU. era mucho más rentable comprar un inmueble o comprar títulos de algún fondo que el crear un proyecto empresarial, ya que el sector público estaba atrayendo inversión y mano de obra, con la que no se puede competir. Además, la facilidad del crédito estimulaba el apalancamiento, es decir, el endeudarse por encima de las posibilidades del individuo, ya que la rentabilidad del sector inmobiliario y de la bolsa era con creces muy superior a lo que se tenía que devolver en una hipoteca o un crédito.

En Europa pasaba algo parecido, la diferencia es que el sector inmobiliario no era atractivo porque el gobierno con su política había hecho poco atractivos otros sectores, sino porque en Europa se potenció ese sector de manera directa.

Estaba además el caso de la bolsa. ¿Cómo es posible que el desplazamiento de la inversión del sector público no frenara la bolsa? Los principales índices bursátiles tradicionales están formados por la cotización de los títulos de empresas importantes, muchas de ellas inmobiliarias, financieras y prestadoras de servicios al creciente sector público. Los índices bursátiles crecían con las cuentas de resultados de las empresas indexadas. Esto provocaba una sensación de crecimiento eterno que atrajo los capitales excedentes de aquellos individuos expulsados de la inversión privada por las causas comentadas.

Hasta el momento, yo no veo dónde la falta de regulación ha generado un problema. Veo lo contrario, que las injerencias estatales han provocado desequilibrios que han reconducido a los agentes económicos a tomar posiciones determinadas.

El mercado inmobiliario es un sector de cierta dificultad a la hora de poder entrar, pero se ha visto que la gestión financiera ha sido un sector mucho más dinámico. Son miles las agencias de gestión especializada en hipotecas que han surgido. Estas empresas no tienen una gran formación en el trato de instrumentos financieros pero atrajeron multitud de clientes. Estas empresas y las grandes empresas financieras impusieron unas remuneraciones a sus comerciales basadas en el número de operaciones efectuadas, sin tener mucho en cuenta la calidad de la misma. Obviamente, estas empresas estaban encaminadas a la ruina, por su mala gestión. Y así fue, los excesivos costes salariales fueron insostenibles cuando el mercado inmobiliario se recalentó tanto que no pudo absorber todo lo que había absorbido hasta el momento.

Además esta el tema de las hipotecas basura, que está relacionado con el entorno que hemos descrito. La facilidad del crédito no sólo era para las grandes fortunas o las clases medias. También accedieron a ello, y por qué no, algunas personas que era de esperar que no pudiesen hacer frente a la amortización de la deuda adquirida. Al principio esto tampoco era gran problema, porque el mercado inmobiliario absorbía los impagos con la ejecución de la hipoteca, pero cuando el valor hipotecado fue superior que el valor del inmueble en el mercado, el resultado fue ruinoso.

Cuando toda la burbuja parece que iba a estallar y el mercado pondría las cosas en su sitio, se habla de la falta de regulación y de la dejadez de funciones del sector público, el mismo sector público que está en el origen de los desequilibrios que aparecieron en el mercado. Ahora se habla de planes de rescate de aquellas compañías cuya calamitosa gestión les ha llevado a la ruina, de rescate a aquellos agentes económicos que voluntariamente decidieron acudir a la especulación para obtener beneficios. Es decir, se pretende que se premie la mala gestión porque el mercado ha funcionado realmente, eso sí, no ha obtenido los resultados que muchos querían.

Esto no tendría relevancia si no fuera porque, nuevamente, los recursos que van destinados a "refundar el capitalismo" serán extraidos de los sectores productivos, desplazando otra vez al sector privado por el sector público que, de manera poco racional, se otorgará el carácter de garantía de la sociedad.

Y este es el pensamiento que he tenido mientras mojaba las galletas en el Cola Cao.

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