Reflexión sobre la muerte

El otro día estuve pensando en esos perros que son ahorcados por sus dueños en un árbol y me plantee varias cuestiones. Es curioso que ese ancestral rito haya llegado a nuestros tiempos, pero seguro que ya no se hace en honor a Odín, el señor de la horca, sino por una simple motivación económica.

En resumen, es caro mantener un perro que ya no cumple sus funciones. Supongo que es lo que debe pensar Rajoy cuando ve los inmigrantes cobrando el desempleo. Si ya no sirven para sus funciones, es decir, cavar zanjas para sus constructoras, habrá que eliminarlos. Es lo que está haciendo el gobierno, aunque con hipocresía después en verano nos sacarán una campaña de "el nunca lo haría". Aunque seguro que no ponen a un indígena ecuatoriano.

El otro día me parece que vi que el treinta y pico por ciento de los ecuatorianos desciende de españoles, pero como están cruzados no valen tanto como un pura sangre. Aquí es igual que los perros. Los ecuatorianos cruzados con españoles serán tratados como perros hasta que dejen de servir, momentos en los que serán abandonados a su suerte en el campo. Aquí radica una diferencia fundamental entre los humanos y los perros.

Un perro galgo de pura raza será bien cuidado hasta que deje de servir, entonces se le ahorcará. Un perro chucho cruzado será tratado como lo que es, un perro, pero se le dejará vivir hasta que muera atropellado por un ciclomotor de esos con el tubo de escape picado que pasa por las urbanizaciones a las tres y media justo en la hora de la siesta, o hasta que sea tan viejo que no tenga fuerzas ni para sacar la lengua y muera por fallecimiento. Libertad frente a bienestar.


Fundación Affinity

Y hablando de lenguas que salen, es lo que hacen los perros ahorcados cuando notan la presión en su cuello. Me pregunto si no será más que un acto reflejo para intentar que pase inutilmente algo de aire a través de sus vías respiratorias o simplemente la activación nerviosa de algún músculo por la presión ejercida. El caso es que morirá igual, y lo mejor es que ahí acabará su existencia, porque los perros no tienen alma.

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