Los Gorrillas (I): Los mendigos del miedo

Se conoce vulgarmente como "gorrillas" a las personas que ejercen la mendicidad en las zonas de estacionamiento de vehículos. Pese a que esta actividad es objeto de sanción administrativa por parte de la autoridad municipal al considerarse como "mendicidad coactiva", este colectivo de "aparcacoches" ilegales es cada vez más numeroso.

Mayoritariamente, los "gorrillas" actúan en zonas próximas a las grandes superficies y hospitales, donde el continuo movimiento de personas les permite recaudar más dinero. Su estrategia consiste en "reservar" una plaza de aparcamiento que se encuentra vacía y, a continuación, pedir una "propina" al conductor del vehículo que acaba de estacionar. Se estima que las personas que realizan esta ilegal actividad recaudan entre 20 y 30 euros al día.

Imagen de El País


La mayoría de las personas que colaboran con los "gorrillas" lo hacen por miedo a las posibles represalias. Hay multitud de casos de automóviles cuyos propietarios los han encontrado con la chapa rayada, alguna rueda pinchada o ensuciados tras haber vertido cerveza o refrescos sobre la carrocería. 

Esta forma de mendigar es una auténtica coacción y hay que erradicarla. Si no hubiese vehículos por medio, muy poca gente daría dinero al "gorrila" de turno. Las personas que dan limosna por caridad actúan de una forma bien distinta.

Multitud de medios de comunicación han preguntado a las personas que han colaborado económicamente con los "gorrillas" y más del 80% de los consultados han afirmado hacerlo "por miedo", y han asegurado que intentan esquivar a este tipo de mendigos que, en ocasiones, acosan a los conductores.

Otro gran problema de los "gorrilas" es que, en su mayoría, son extranjeros sin papeles, por lo que muchas de las sanciones impuestas por los agentes de la policía local acaban siendo archivadas y no llegan a hacerse efectivas al carecer de un domicilio donde enviar la notificación de la denuncia.

Muchos conductores se ven obligados a pagar el parquímetro y al "gorrilla" de turno, es decir, que estacionar durante una hora en zona verde puede acabar costando unos tres euros, lo cual es realmente indignante y muy preocupante. 

Ante el incremento de personas dedicadas a esta irregular actividad en los últimos años, cientos de ayuntamientos han aprobado normativas de circulación en las que se sanciona hasta con 300 euros de multa a los "gorrillas" pero, como he relatado, la mayoría de las sanciones impuestas acaban convirtiéndose en "papel mojado".

Por si fuera poco, las multas impagadas no acaban en los juzgados porque la legislación vigente no lo contempla, por lo que los sancionados pueden realizar sus coacciones con absoluta impunidad.

La única forma de acabar con los "gorrillas" es extraditándolos a sus países de origen si se encuentran en situación irregular. España se ha convertido en un paraíso para determinados delincuentes e infractores. 

Las leyes de Extranjería y del Menor son ridículas y, desgraciadamente, fomentan cierto tipo de actividades ilícitas. Por ejemplo, un menor extranjero que robe una cartera apenas puede ser retenido durante escasas horas en una comisaría de policía, tras lo cual debe ser puesto en libertad y puede volver a delinquir. En pocas palabras, que "el delito le salió gratis".

La inmigración debe realizarse con orden y control. A los extranjeros que trabajen y sean honrados hay que ayudarles pero, por otro lado, los delincuentes deben ser juzgados, repatriados y expedientados para que no vuelvan a entrar en nuestro país. 

Los españoles no queremos ilegales ni delincuentes, sino que deseamos su expulsión.

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