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| Imagen: Daily Mail |
Resulta que hay una chica en el curro, de la cual estoy enamorado platónicamente. Es más o menos bajita, poca cosa, con un cuerpo normal pero para mi gusto atractiva, morena, pero con una cara para mi gusto extremadamente bella y tranquila, e irradia felicidad.
Aparcamos siempre en la misma zona, muchas veces coincidimos por la mañana, nos cruzamos alguna mirada pero obviamente no nos decimos nada, incluso alguna vez llegamos juntos a la puerta y la sujetamos para que el otro pase. De hecho recuerdo una vez que fue un poco canteo porque yo llegaba bastante retrasado y se quedó sujetándola hasta que yo llegué, pero bueno, será que es muy educada pensé.
Pues bien, hoy he llegado por la mañana a currar, sobado como siempre, y cuando salgo del coche y voy hacia el curro "to empanao" y mirando al suelo, veo al lado de la acera algo que me llama la atención. Me paro y miro: Unas llaves de un coche (¡jur!). ¿Qué hago? -me pregunto- ¡Joder, unas llaves de un coche, "na menos", en la acera! ¿A quién cojones pregunto? Por la trayectoria fijo que son de alguien del curro, ¿se las dejo al de seguridad? Pero, ¿y si no es de nadie del curro? ¿Y si esa persona vuelve por su camino a buscarlas y como las he dejado en seguridad no las consigue? pero claro, ahí no las voy a dejar, cualquiera las pilla y vete tú a saber...
Pero a pesar de toda esta tromba de teorías, hubo una que desde el principio sobresalió entre las demás, y por intuición de que estas cosas tienen que pasar de vez en cuando, casi me hacían estar 100% seguro de que estaba en lo cierto. Y es que claro, las llaves eran de un Volkswagen, y esta chica tiene un Polo, y su coche estaba allí, y aunque había más Volkswagen en el parking, un llavero un poco "jipiesco" me hacía pensar sin duda que se trataba de ella.
Así que decidí meterme las llaves en el bolsillo, ir a su sitio, en la otra punta del recinto, a preguntarle, y en caso de que no fuesen suyas, pues ya hablaría con el de seguridad o algo, y le diría ah, es que como tienes un polo y todos los días nos vemos en el parking pensé que podían ser tuyas. La chica no se iba a extrañar, tenía sentido. Total, no tenía nada que perder por hacerlo, y sí mucho que ganar: sobre todo, hablar con ella :)
Así que llego a mi sitio, dejo mis cosas, y me voy a la otra punta. Allí estaba en su puesto sentada. Al principio tenía miedo de que se asustase al verme dirigirle la palabra, pero dije: ale, con dos cojones. "Hola, perdona, ¿no serán tuyas estas llaves? es que me las he encontrado en el parking y he pensado que..." Me mira con asombro "Ayyyy!!! mil gracias!!!!!" (acerté, estaba seguro) se puso muy nerviosa, joder, es que lo piensas y menudo marrón. Se te pierden las llaves del coche, y cuando vas a volver a pillarlo para irte a casa, ¿qué cojones haces? te vuelves loco mínimo. La estaba librando de una muy muy muy gorda. Pero algo me ha sorprendido mucho, y es que le ofrecí las llaves en la palma de mi mano y no os creáis que se limitó a cogerlas. Hubo contacto, me agarró la mano entera, joder, con una tía que no conoces de nada y que te la pone de cemento, que te coja la mano así de primeras impacta, os lo aseguro. En fin, se me parte el corazón de recordar la cara de esa chica, mirándome y sin parar de agradecérmelo y casi a punto de llorar.
Sinceramente, no recuerdo mucho más de lo que seguimos hablando, estaba turbado. Solo sé que fue un momento, yo le dije que claro, la veía todos los días en el parking con su polo, y que las llaves eran de un Volkswagen, y la chica no paraba de darme las gracias emocionada.
Pues eso, este es mi ladrillo. Casi con toda seguridad nunca llegará a pasar nada, pero por lo menos estas cosas le alegran muchísimo a uno la existencia. En fin, yo creo que a partir de ahora cuando me la encuentre por ahí el podré decir al menos "hola!" ¿no?
¡Saludos!
(H al correo más gay)
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