El PP toma la iniciativa (08/02/2008)

Ayer el PP echó un órdago a juego con 31 y sin ser mano. Apeló a lo que mejor se le da, el nacionalismo español. Y ese es el camino que debe seguir si quiere conseguir la victoria en las elecciones. El llamado votante mediano, el votante de centro, moderado, etc. es un votante profundamente nacionalista español, sexista, machista, xenófobo y racista.

Lo de la los camiones de fruta en Francia les ha venido de perlas. Y ahora atacan en la línea de flotamiento de la demagogia psoecialista: la inmigración. Ayer salió Cañete a denunciar un hecho contrastado: los inmigrantes utilizan los servicios del estado español. ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿en el futuro querrán cobrar las pensiones que han cotizado?

El votante español está alertado por el PP. Los inmigrantes son una plaga y que si encima vas y les pegas te denuncian ellos a ti. Y hay que acabar con eso. El votante español lo tiene claro. Puede permitir que los inmigrantes se paseen por las ciudades, gritando improperios contra España, emborrachándose por las esquinas, atracando, robando, delinquiendo y no respetando nuestras costumbres. O puede votar al PP.

Y es que no hay que olvidar que "la mayor parte de los inmigrantes son como monos que se acaban de caer del árbol". O eso es lo que nos decía un joven hachefecista la semana pasada. Este joven declaró esto ante un medio nacional hachefecista. "Sí, quizá los argentinos y los del norte de Europa no", pero los sudamericanos y, sobre todo, los dominicanos no se adaptan a las costumbres españolas y tenemos que actuar".

Imagen: Tangled Politics


Según otro insigne hachefecista, "el problema es mayor de lo que parece. Nos vienen aquí con una cultura inferior y con unas costumbres que tienen que cambiar o largarse en su puta patera de inmediato".

Y es que no podemos olvidar que los delincuentes viven en España como dios tanto dentro como fuera de las cárceles. Un delincuente que solía beber de un charco en su país ve en España una oportunidad para robar y, si le meten en la cárcel, una vivienda digna con tres comidas diarias y gastos pagados. Es por ello que un histórico de HFC ha declarado "la necesidad de la implantación de trabajos forzados para que el preso devuelva al estado lo que su manutención supone y, de negarse, dejarle morir de hambre sin atención médica ninguna".

El caso de las cárceles de inmigrantes es el que más indigna al contribuyente español. Y es que hay que dejar claro, y el PP por fin lo defiende, que un inmigrante debe tener más obligaciones y menos derechos que un español de pura raza. Es lo natural y decente.

Un inmigrante debe cumplir todas las leyes como un español, pero si las incumple debe ser expulsado. Además tiene que cambiar todas sus costumbres y tradiciones y aprender a apreciar los valores como la manteca colorá y las buenas tapas en los bares. Porque esa es otra, la siesta bien que la aprenden, pero la cultura del trabajo no. Pero eso sí, un español que delinque irá a la cárcel, pero un extranjero tiene que ser devuelto a su país de origen, para que delinca allí. Y todo ello sin que jamás tengan voto, que para eso son extranjeros.

Un acierto del PP el tocar el principal tema de preocupación del español: El exceso de extranjeros por la calle.

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