Lo de la EvAU

Como cada año por estas fechas volvemos a oír las quejas y lamentos de unos cuantos estudiantes que no han visto cumplidas sus expectativas en los exámenes de selectividad. Unos estudiantes que se autopresionan con el apoyo de sus padres y la complicidad de sus profesores en una serie de exámenes que en tres días condicionarán sus estudios universitarios.

A mí me gustaría relativizar el asunto, ya que, si no me equivoco, este grupo de exámenes tienen una valoración de solo el 40% de la nota final. Además, existe una correlación muy clara entre la nota del expediente y la nota de estos exámenes. Por último, los que más se preocupan, como todos sabemos, son después los que mejor nota van a sacar en el examen, porque son así de desgraciados y malas personas. Y es que ser universitario no te garantiza nada ni te da nada de por sí, y no serlo igual. Hay grandes profesionales que han sido universitarios y que no lo han sido. No tenemos que ser universitarios por que sí, solo si así lo queremos y tenemos que saber qué significa. Se puede ser feliz sin ser universitario y ganar mucho dinero también, y al revés. Relativicemos esta obsesión por la universidad.

Imagen: Telemadrid

Después está el asunto de la igualdad de oportunidades. Ya en mi época de preuniversitario veía con muy malos ojos que gente de otras comunidades viniera a la mía a quitarme la plaza, ya que son limitadas, y es muy injusto que yo me tuviera que salir de mi universidad porque aquí venga mucha gente en cuyo lugar de origen sí había una facultad de esa especialidad. Es un desperdicio tremendo. Y es que el problema no está en que en Andalucía y Canarias tengan menos nivel y pongan unos exámenes más sencillos para que pueda haber universitarios en esas comunidades, el problema es que con esa nota puedan acceder a cualquier universidad, encontrándonos gente de Salamanca estudiando en Madrid y de Madrid en Salamanca. Un absurdo.

Ahora se plantea como solución que en los estados nación de la Unión Europea haya un examen único para cada asignatura y que, por lo tanto, todos los alumnos se enfrenten a la misma prueba. Primero, por qué solo por países y no en toda la Unión, a lo mejor yo quiero entrar en una universidad del norte de Europa más prestigiosa que la de aquí. Segundo, si eso ya me parece un poco injusto en el caso de un mismo distrito universitario, ya a nivel estatal es un poco contraproducente, ya que no todos los alumnos de todos los sitios tienen los mismos recursos y posibilidades de preparar a sus alumnos para un acceso a la universidad. Además, si ya prácticamente el bachillerato solo sirve para preparar para el acceso a la universidad y no para instruir y educar, una medida de tal calado quitaría a las comunidades esa posibilidad de cambiar una estrategia uniformadora a nivel nacional y crear parámetros propios más orientados a la formación en valores y en competencias. ¿Queremos realmente que todos los esfuerzos educativos vayan a crear universitarios sabiendo que no todos pueden llegar y que si todos son universitarios lo único que hacemos es devaluar la Universidad y frustrar al que no llega? Teniendo en cuenta que la Universidad es el ciclo educativo más caro, tanto para los alumnos como para las administraciones. Es un planteamiento muy loco.

En mi opinión considero que hay demasiadas facultades en la Unión Europea y, por qué no decirlo, demasiadas universidades. Hemos convertido la universidad en centros de formación profesional, y así lo demandan los usuarios, lo asumen los profesionales de la educación universitaria, y lo fomentan los políticos y sus votantes. Y es algo descabellado. La Universidad es una institución donde debería primar la investigación y la élite educativa de la comunidad, donde se haga ciencia y se promueva la sociedad del conocimiento. Si queremos formar profesionales, apostemos por centros de formación profesional, sin descuidar la universidad, pero no convirtamos la universidad en lo que no debe ser.

En este sentido, el número de universidades es elevadísimo, y no creo que todos los universitarios que hay ahora mismo quieran dedicarse realmente a la investigación universitaria y a la excelencia. Creo sinceramente que los que ingresan en la universidad lo hacen única y exclusivamente, en su mayoría, por que consideran que el título les va a servir para una mayor empleabilidad en el mercado de trabajo. ¿No es triste? Es decir, alguien que hace Física no lo hace porque su objetivo sea ir al CERN o investigar en el CSID, no quiere buscar nuevos usos de las residuos de una central nuclear, ni quiere aportar su granito de arena en una teoría que unifique las teorías que explican la física en una única teoría del todo; no, hacen Física porque hay empresas que pagan bien a físicos que desarrollen algoritmos con los que tratar sus datos. Y ojo, que no me parece mal que las empresas busquen gente que desarrolle algoritmos y que la gente quiera trabajar en eso porque pagan bien, lo que me parece mal es que con el dinero público destinado a educación se financien grados universitarios de alto coste, con laboratorios y demás, con horas de prácticas y profesores expertos que formen a alumnos en varios campos de la Física, para que después solo hagan algoritmos, algo que podrían haber aprendido en escuelas de grado superior de formación profesional en algorítmica, obteniendo los conocimientos y las capacidades esenciales para esa especialización en muchos menos años y, posiblemente de una manera más eficaz para lograr el objetivo final y económicamente más eficiente.

Por lo tanto, yo propongo la eliminación de facultades y universidades, que sean estas facultades y universidades las que pongan la prueba de acceso a sus alumnos y que las universidades se dediquen a campos de la ciencia orientados a crear expertos en la materia que busquen el avance científico en su área de conocimiento, así como la investigación y aplicación de lo estudiado y dejen de ser centros de emisión de títulos de formación profesional. Estas facultades seleccionarían cada año un número limitado de alumnos entre aquellos alumnos que consideren adecuados, no solo por expediente académico y pruebas de acceso evaluables de manera objetiva, también con entrevistas personales a los futuros alumnos que determinen si el estudiante quiere realmente avanzar en los conocimientos de la materia que se trata en esa facultad. Y es que cuánta gente con vocación se ha quedado fuera porque le salió mal un examen de selectividad.

Complementario a esto está la creación de escuelas técnicas para el aprendizaje de profesiones. Se me ocurren áreas del conocimiento que hoy en día se consideran universitarias y que deberían ser escuelas de formación profesional. Esto no quiere decir que sean peores, simplemente serían más especializadas y con ciclos más cortos. Habrá campos profesionales que requieran un nivel de implicación y de adquisición de conocimientos superiores que muchas áreas de conocimiento universitario. Por ejemplo, si volvemos al ejemplo expuesto, una persona formada para realizar algoritmos, necesitará aprender unas matemáticas bastante avanzadas, ciertos fundamentos de física computacional, así como programación y muchas horas de práctica. Esta formación profesional sería muy difícil y no todos los alumnos podrían superar este ciclo.

También es cierto que no todo puede quedar tan departamentado, lo podemos ver con otro ejemplo de una profesión que hoy en día es universitaria y que en realidad busca grandes profesionales: la medicina. La medicina tiene una clara dicotomía entre ciencia médica y profesión médica. Por un lado están los médicos investigadores que buscan con el apoyo de farmacéuticos, biólogos y químicos, fundamentalmente, el avance de la ciencia médica y la aplicación de otros campos de la investigación científica (física, telecomunicación, etc.) para el avance de la ciencia médica. Y por otro lado están los otros médicos que va a ejercer la profesión de la medicina aplicando los protocolos y técnicas que han investigado los desarrolladores de la ciencia médica. En este caso, la formación del profesional que va a atender al paciente es, si cabe, mucho mayor que la del que investiga, ya que además de su área de conocimiento médico debe aplicar técnicas de otras áreas de conocimiento como la pedagogía o la comunicación. Y muchos médicos investigadores tienen que aplicar en la realidad sus investigación en el trato con los pacientes, quedando un poco difusa la dicotomía, aunque está ahí y en mi opinión es clara.

En resumen, considero que deben aportarse muchos más recursos a la formación profesional, que es en general más barata y con una salida profesional mucho más clara que la universitaria. Los ciclos formativos de formación profesional son más específicos, más cortos y pueden orientarse e incluso adaptarse a las necesidades reales del tejido productivo de una región determinada, con el objetivo de aumentar la capacidad de encontrar trabajo de alto valor añadido y de gran productividad y, por lo tanto, de mayor remuneración. Y seamos sinceros, esto es lo que quiere la mayoría de la gente. Y esos recursos deben salir del exceso de universidades y facultades que existen, incluso si es posible aumentar los presupuestos sacándolo de otros lugares menos interesantes. Y así la universidad sería el lugar destinado a la formación de los desarrolladores de la ciencia del futuro y no centros de formación profesional que expiden títulos.

Animo a los jóvenes a que quieran ser universitarios, pero no para conseguir un título, sino porque quieren adquirir herramientas para aumentar el conocimiento universal, a ser universitarios en definitiva y no obreros sobretitulados, que no está mal, pero eso no es ser universitario. Esto no va de que es mejor o peor, es igual de bueno ser un buen arquitecto que ser un buen químico, igual que ser un buen peluquero o un buen futbolista, lo importante es que los recursos limitados sean administrados de la mejor manera, y que el que quiere tener un trabajo de oficina porque le gusta el horario de 9 a 19 cerca de su casa y se le dan bien los números pueda ser un técnico de contabilidad y que para ello pueda hacer una formación profesional en administración de empresas y no un Grado universitario de Economía, ya que eso solo le va a generar frustración, pérdida de tiempo y dinero para él y para la sociedad en su conjunto.


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